Cronica de la concentración por la libertad de los 8.

Centenares de personas se concentraban ayer 27 de diciembre a las 6 de la tarde a favor de la libertad de los 8 de Puerto Real en la plaza de Jesús de esta localidad. Lo hacían a pesar de que se había anunciado que se desconvocaba dicha concentración por parte de los familiares, quienes con numerosos amigos y personas solidarias se habían desplazado a dar el recibimiento a los jóvenes a la puerta de la prisión de Puerto II.

Tras un tiempo de cierta confusión e incertidumbre, un grupo de asistentes vieron que había que tomar el megáfono y dirigir unas palabras a las numerosas personas decididas a permanecer en la plaza para celebrar la puesta en libertad de los 8 compañeros.

Tras las felicitaciones a los jóvenes liberados y a sus familiares, en seguida se describió lo que había pasado como una victoria alcanzada por el creciente apoyo que estaban recibiendo los detenidos. La gente allí concentrada prorrumpió en aplausos y muchas voces se oían exigiendo la libertad sin cargos.

Durante un buen rato se hicieron gestiones para ver si podían, como mínimo, acercarse una parte de los familiares o allegados de los detenidos para dar explicaciones y celebrar conjuntamente la puesta en libertad. Finalmente llegó un portavoz de la familia, que anunció que ni los familiares ni los detenidos pasarían por allí pero que agradecían a los asistentes el apoyo que expresaban.

La lección, tanto de las circunstancias en que se ha ido desarrollando el movimiento de solidaridad que se ha ido forjando (a menudo espontáneamente) como las de la propia tarde de ayer, es que la solidaridad con los detenidos producto de la represión de las luchas sociales y laborales es más contundente y eficaz cuando se basa en la asunción de la legitimidad de esas mismas luchas, más allá de consideraciones jurídicas; lo que debe llevar a dar cuerpo lo antes posible a un amplio comité político-social que organice la defensa de los represaliados, asumiendo en todo momento precisamente la lucha que les ha llevado a sufrir la represión. Y es que cada vez más gente tiene claro que nos han declarado una guerra social en toda regla ante la que no nos queda otra que resistir forjando la unidad de clase y popular más amplia posible.